A diferencia de otras flores, los azafranes de montaña (crocus nudiflorus) aguantan bien el otoño, cerrándose por la noche hasta después del amanecer, para ir abriéndose poco a poco con la luz del sol y el aumento de la temperatura. A diferencia del azafrán de cultivo (crocus sativus), muy apreciado como especia de alto valor, este silvestre es tòxico.
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