Del rosal silvestre, que puede alcanzar los 2 mts. de altura , con sus ramas repletas de abundantes espinas, pequeñas, fuertes y muy puntiagudas, florecen de mayo a julio estas delicadas flores solitarias, con colores que pueden ser blancas o rosa pálido. Con el agua de lluvia, como en este caso, adquieren una belleza añadida, semejantes a piezas frágiles de cristal. Los frutos maduran a principios del otoño y sus propiedades medicinales son conocidas y empleadas desde la antigüedad.
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