Madrugas y vas monteando a la búsqueda y captura de imágenes, sin plan preconcebido, aplicando una vez más aquello de "solo hay que saber mirar, es el camino y no el destino lo que importa" y encuentras en este caso una pluma cubierta por las gotas del rocío de la madrugada, motivo suficiente para realizar el disparo.
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