Viejos y grandes robles en lo alto del monte de Cascajares, en la zona del "tajo del molinar", heridos fuertemente algunos de ellos por el rayo y mil tormentas. Estos gigantes han conseguido sobrevivir, renovando año tras año sus hojas, mostrando la dureza de sus condiciones de vida. Toda una lección de supervivencia que nos ofrece una vez más la naturaleza.
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