Algo siempre recomendable es un paseo por el interior de un hayal, siempre limpio y sin arbustos que entorpezcan el camino, si a ello añadimos un día de lluvia recién caída , atentos a los sonidos que nos rodean y tenemos la suerte de ver al "duende", el corzo, que nos mirará con descaro después del primer salto de huida, nos llevaremos un buen recuerdo para repetir el paseo.
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