Estas flores singulares, endemismos cantabro-pirenaicos que tenemos la suerte de ver en nuestros Montes Obarenes, presentan un interior verdaderamente interesante. Acercas la cámara al borde del embudo de la flor y ves lo que, aparentemente, tiene que observar un insecto cuando accede a su interior, un espectáculo de colores predominando el azul, casi como un mundo paralelo de luz y color.
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