Subiendo al Mancubo me revolotea a pocos pasos una totovía , ir y venir incesante, llamándo mi atención con insistencia. Los revoloteos a mi alrededor no son en vano, intenta distraerme. Al poco de andar unos metros veo este polluelo agazapado junto al pie de una roca. El adulto va y viene como diciendo "deja en paz al nene y sigue tu camino". Vale. Foto de recuerdo y sigo a la cumbre del Mancubo.
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