Podemos encontrar buenos ejemplares de robles en nuestro entorno, en este caso situados en la zona del "tajo del molinar". Castigados algunos de ellos de forma significativa por las descargas eléctricas de las tormentas, aguantan desde hace muchos años las inclemencias del tiempo, los rigores del invierno y los calores estivales. Ahí están demostrándonos que nunca se dan por vencidos y en cada primavera brota en ellos de nuevo la vida.
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